La Iniciativa “Iglesia por el Trabajo Decente” se remonta a julio de 2013, cuando las organizaciones internacionales católicas elaboraron una declaración en la que reafirmaban su apoyo a los esfuerzos de la OIT “para incluir el programa de trabajo decente en el marco de desarrollo post‐ 2015”.
Cabe señalar que la promoción del trabajo decente ha sido un objetivo asumido por la Iglesia y se ha incorporado tanto a su magisterio social como a su práctica pastoral y sus esfuerzos por la promoción del desarrollo humano. En el año 2000 el Papa Juan Pablo II expresó el apoyo al objetivo planteado por la OIT y la necesidad de la implicación de todos, también de las comunidades cristianas, en la lucha por el trabajo decente:
“Todos debemos colaborar para que el sistema económico en el que vivimos no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo sobre el capital, del bien común sobre el privado (…) Es muy necesario constituir en el mundo una coalición en favor del trabajo digno” (Discurso al Mundo del Trabajo, 1 de mayo de 2000).
En Caritas in veritate, de Benedicto XVI, en el número 63, se define así el trabajo decente: “significa un trabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todo hombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a los trabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajo que, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda discriminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias y escolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que consienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajo que deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en el ámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condición digna a los trabajadores que llegan a la jubilación”.
También el papa Francisco se ha dirigido a la propia OIT para apoyar sus esfuerzos por defender el trabajo decente y combatir el trabajo esclavo y la trata de personas.
Con este apoyo, las organizaciones de inspiración católica querían contribuir a los debates promovidos por la ONU de cara a la agenda de desarrollo post‐ 2015 y defender el trabajo decente como una de las prioridades que debe asumir toda la comunidad internacional.
Con motivo de un seminario organizado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz en Abril de 2014, los representantes de las entidades cristianas se comprometieron a llevar el debate sobre el papel del trabajo decente a sus afiliadas nacionales para que hagan suyo este llamamiento y se comprometen a promover el trabajo decente como una prioridad de los gobernantes, los agentes económicos y la propia sociedad civil. En España Cáritas, Justicia y Paz, CONFER y los movimientos especializados de acción Católica, JOC, JEC y la HOAC serán los impulsores de la iniciativa, a la que posteriormente se han ido adhiriendo decenas de entidades de la iglesia española.
Ahora, a iniciativa de las organizaciones firmantes a nivel estatal con presencia en la diócesis de Zaragoza, y la Delegación diocesana de Pastoral Obrera, proponemos la formación de un grupo promotor con vistas a poder constituir y presentar la iniciativa en Zaragoza, en torno al 7 de octubre, Día Internacional del Trabajo Decente.
El acto de presentación de la iniciativa tendrá lugar el día 4 de octubre, a las 19 h., en la Casa de la Iglesia, plaza de La Seo, 6 de Zaragoza.